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Testimonio de Luis

Un día cualquiera, de un mes cualquiera, me levanto a las siete y media de la mañana, cansado, de mal humor, harto de todo, del trabajo, de la gente, de la vida, totalmente amargado. Porque ayer otra vez me he acostado tarde, a las cuatro de la madrugada, después de jugarme hasta el último céntimo.

¿En qué momento decidí que esto fuese así?

A las seis y media de la tarde, acabo de cobrar el sueldo, mañana tengo que pagar el piso, 450,00.- euros, tengo que ingresar dinero en el banco para pagar las facturas y además tengo que ingresar 850,00.- euros más para pagar la gran metedura de pata de mi vida. ¿Y si voy a jugar? Quizá mi suerte cambie hoy, por lo menos si consigo ganar 300,00.- euros, con ese dinero puedo invitar a mi mujer el fin de semana a cenar. ¿Qué hago? Tengo tiempo….Llegaría a Vigo a las siete de la tarde y hasta las ocho y media de la tarde tengo tiempo suficiente para conseguirlo.

Llego a Vigo, aparco el coche, son las siete y media, entro en el salón de juegos, elijo el sitio donde me voy a sentar y pido que me cambien 100,00.- euros y empiezo a jugar y en ese momento me olvido de todo, de la hora que es, del tiempo que transcurre, de mi mujer, del banco, del alquiler, de todo lo que pasa a mi alrededor. Son las diez de la noche, ya me he gastado más de la mitad del sueldo, suena el teléfono y es mi mujer, lo dejo sonar y termino la jugada.

Me levanto y salgo a llamarla, le digo que estoy en el trabajo, que todavía tengo para una hora y que me espere para cenar, vuelvo a la mesa y en media hora recupero lo perdido hasta ese momento, empiezo de cero me digo a mi mismo, hace diez minutos le mando un mensaje a María (mi esposa) diciéndole que se acostara, que yo seguía en el trabajo, me quedan 200,00.- euros, los cambio y me los juego. Al cabo de otra media hora tengo 400,00.- euros y en el salón me dicen que cierran y que si quiero me guardan el sitio para mañana, les digo que sí, juego las ultimas monedas cambiadas y me voy. Me subo al coche y empiezo a hacer cuentas.

Estoy cansado, con frio, destemplado, pienso en María, en lo que me he gastado, en lo que tengo que pagar, en las excusas y mentiras que tengo que decir y por ultimo pienso si queda algún local abierto en Vigo donde intentar recuperar por lo menos lo gastado. Entro en un bingo y me encuentro otra mesa de ruleta y me siento, pido cambio y empiezo otra vez, más bien continuo. Pasa el tiempo, son las tres de la madrugada y van a cerrar, me quedan 5,00.- euros y dos cigarros, me juego los 5,00.- euros con la excusa de tener para un café y tabaco a la mañana y los pierdo. Cojo el coche y vuelvo a casa, y sigo pensando en lo tarde que es, lo mal que me siento, lo mala persona que soy, no tengo ni sueño, ni frio ya, no siento nada, solo vacio a mi alrededor y en mí mismo. Ahora le doy vueltas a la cabeza para intentar conseguir otros 100,00.- o 200,00.- euros más y volver mañana a intentarlo, a intentar cambiar mi suerte. Son las cuatro de la madrugada, entro en casa sin hacer ruido, busco en el bolso de Marta la tarjeta del banco para volver a intentarlo. Me meto en cama y me duermo pensando…mañana todo cambiara, mañana seguro que gano. ¿Fin? Sí, FIN.

---- Luis